lunes, 25 de octubre de 2010

Media del Románico Rural


La verdad es que dada nuestra forma de ser (de Susana y mía) los fines de semana no son para nada aburridos, pero hay algunos que salen especialmente bien.
Este último hemos estado en Palazuelos (Guadalajara) ya que yo me apunté a correr la conocida como "Media Maratón del románico rural". Con la excusa de la carrera y de que había que pasar la noche anterior por allí se fueron apuntando parejas de amigos con sus niños.
Al final alquilamos una casa rural donde nos hemos alojado tres parejas con un total de cinco niños. A eso hay que añadir tres parejas más con otros dos niños de añadidura que vinieron a pasar el día.
Junto con el magnífico tiempo que nos ha hecho, al poder comer al aire libre los dos días, ha dado como resultado un fin de semana perfecto.

La suma de familia+buenos amigos+buena comida+deporte+naturaleza..... no suele fallar.

Bueno, pues el domingo quedé con mi amigo y cliente J.A. para correr juntos esta media. Ya me había dado una vuelta de reconocimiento el día anterior gracias a mi amigo-guía A.A. y me apercibí de que no iba a ser fácil debido a dos repechos y a un tramo de carretera un poco "pestosete".
Hora de salida las 10,30 h. en la plaza del pueblo de Palazuelos. No estábamos más de cien corredores y eso que había dos carreras, una de 5 km. y la media. Además se veía a gente muy preparada, maratonianos de esos fibrosos, delgados, con las piernas como amasijos de cables y miradas perdidas en la obsesión del correr. Hasta tres marroquís había en la línea de salida, jodé que presión, yo nunca he ganado nada pero la idea de llegar el último reconozco que me asaltaba la cabeza. En mi descargo diré que llevaba dos días con desajustes gástricos y esa misma mañana visité al señor roca como unas cuatro veces llegando incluso a meterme dentro del pantalón de correr un trozo de papel higiénico por si me daba el consabido apretón a mitad de carrera....
Tomamos la salida y en seguida mi amigo J.A. tiró hacia adelante con el ansia que le caracteriza.
A los dos kilómetros vino el primer repecho, calma Jorge que falta mucho y no conviene quemarse. Paso por el pueblo de Ures con pancarta de "si corres la media del románico volverás".
Carretera comarcal rodeada de vegetación y al poco otra vez vuelta a los caminos para afrontar el segundo de los repechos, venga Jorge que este ya lo sabías y después es llano. Pero no, después no era llano (lo que tiene dar la vuelta de reconocimiento en bici).
Camino bastante bien preparado tipo vía verde en el que nos adentrábamos en la vega que deja el puenlo de Pozancos. Paisaje castellano con choperas de mil tonalidades y prados donde se encuentran las exquisitas setas de cardo, lástima que no pueda parar...
Por entonces ya estábamos en el kilómetro 5 y nuestro primer avituallamiento, sorprendentemente bien administrado por dos abuelas del pueblo, con sus mandiles de cocina, que majas. Yo como me lo he tomado como una carrera de disfrute no dejo de saludar a todos los paisanos que me encuentro en los cruces de caminos y que no paraban de animar a los no más de 60 corredores que andábamos por allí.
Mi amigo ya me sacaba un buen trecho ya que había cogido hilo con unos maratonianos y se permitía el lujo de ir charlando con ellos. Yo me propuse adelantar a uno que tenía a tiro, más por el hecho de motivarme y no pensar en otra cosa que por la competencia que no me interesa demasiado y puede ser mala en este tipo de actividades.
De vuelta por la vega pasamos por Pozancos, pueblo mínimo pero con una ermita románica muy chula y vecinos animando fervorosamente, lo cual hace que junto con un chute de gel de glucosa de un arreón y siga para adelante. Lo malo es que el de la gorra que conseguí adelantar también se motivó y me adelantó. Bueno no pasa nada, arrieritos somos y normal que el chaval se picara, a nadie le gusta que le adelanten...
Nos acercamos al cruce con la carretera que pasamos en el primer kilómetro. Avituallamiento y mi amigo S.R. que me espera con mi bici para acompañarme y darme ánimos. Por delante cuatro kilómetros de carretera recta y en subida. Se hace muy largo y me adelantan algunos maratonianos de 40 kilos que van hablando, ¡¡serán cabrones!!!. Por lo menos alcanzo al de la gorra que está pagando los excesos de su orgullo y se une a mi grupo de fans mi otro amigo A.A. con su hija en la bici que me dan apoyo más moral que físico. Además veo en la ontananza que mi compañero de carrera J.A. se ha descolgado del grupo de los fuertes y se está quedando atrás.
Kilómetros 13,50 y salimos de la carretera, ¡¡¡por fin!!, cogemos una carreterita muy bien asfaltada y en ligero descendo el cual aprovecho para ponerme como objetivo a J.A. cosa que consigo en cuestión de dos kilómetros. Le animo pero le adelanto ya que está francamente venido abajo más psicologica que físicamente. Le digo que hay que ir de menos a más pero ya es tarde y sólo queda aguantar.
Yo continúo adelante y me pico con un chaval con gafitas parecido a Iniesta que pesaba unos 20 kg. menos que yo y que me llevaba a un ritmo de 4:34. Le sigo unos 5 km. y fantaseo con la idea de pegarle una lijada en la última subida llegando a meta, pero sobre el km. 18 me vengo abajo y me deja atrás enseguida (luego le felicité en meta).
Ya se veía el castillo y las murallas de este precioso pueblo y mi amigo S.R. no dejaba de animarme: "venga tio, que estás corriendo con maratonianos y tienes a muchos otros detrás", "que orgulloso estoy de tí, joder que fuerza de voluntad..".
Como último esfuerzo y por ponerme un objetivo móvil cojo de conejillo a uno que llevaba como a 50 metros y un kilómetro antes del pueblo le doy caza. Venga, ya solo una cuesta y entro por la puerta medieval que da entrada a la plaza del pueblo y a la meta.
"Jorge Cuenca Cantarero, dorsal 38, 1h. 47 m." Veo a mis amigos, mi mujer y mis hijos, que guapos todos !!!.
Besos y abrazos, fotos y estiramientos.
Saludo y doy la mano al de la gorra, a Iniesta y a J.A. que según llega a meta cae al suelo fundido.
Gran carrera, si señor, muy bonito trazado (excepto la carretera), no mucha gente pero todo muy bien organizado. De regalo una camiseta casera y un tarro de miel de la alcarria.
Espero repetir el año que viene, no solo la carrera sino el maravilloso fin de semana que he pasado junto a la familia y amigos.

martes, 5 de octubre de 2010

Acabar con la corbata

Uno de los objetivos de este año (curso) era cambiar un poco de look, no dejarme coleta ni ponerme piercing sino algo tan sencillo como no ponerme la corbata y el tan socorrido traje. ¿Por qué?, pues porque después de 11 años poniéndomelo casi a diario me he dado cuenta que el hábito no hace al monje sino más bien que la mona aunque se vista de seda mona se queda. Me lo empecé a poner para trabajar y por un imperativo familiar y queriendo aparentar algo más de lo que era. Este verano, cuando ya vestido más ligero veía a esos ejecutivos andando por la Castellana, con sus trajes oscuros y camisas con gemelos a unos 38º se me hacía ridículo, y más esa sensación como que se creían que por ir de esa guisa eran más importantes.... ay, cuanta ignorancia.
Mis clientes más grandes (en dinero), cuando les visito o quedamos a comer no suelen llevar traje ni corbata porque no tienen que impresionar a nadie, ni están supeditados al qué dirán ni a ninguna norma social. Además que el traje y corbata no es ni siquiera etiqueta exclusiva de ejecutivos con sueldos astronómicos o abogados de alto caché, ya que los hombres trajeados más elegantes que he visto son los vendedores de calzado de El Corte Inglés y, con todo el respeto, se pasan todo el día de rodillas y oliéndoles los pies a todo el mundo.

Además, ¿qué función cumple la corbata?, ni abriga ni es cómoda. Te aprieta y es susceptible de ser sumergida en sopas y cafés. Seguramente dentro de unos años o generaciones cuando miren nuestras fotos dirán:"mira, mi abuelo llevaba a trabajar un trapo atado al cuello... Que ridículo". como cuando nosotros vemos esos trajes del siglo de oro con esas pelucas y esos pantalones abombados con medias...

Habrá momentos para ponérmela por "no dar la nota", pero actualmente me siento muy liberado y creo que afrontando la recta a los 40 hay que empezar a decir aquello que alguien puso en el facebook y que atribuía a G.G.Márquez: "a partir de los 40 empecé a decir NO cuando quería decir NO". Parece un poco brusco, pero definitivamente es liberador y lo estoy aplicando en diversos ámbitos de mi vida.