Me pasa como a muchos, y es que regimos nuestros relojes vitales con el curso académico. Además a mí me gusta aprovechar el verano para mirar hacia atrás y sobre todo hacia adelante, marcarme nuevos objetivos a corto y medio plazo (lo que mi amigo Hector denomina autocoaching) y empezar el año (el curso) con un nuevo talante (como me jode que esta palabreja vaya aparejada a ZP).
Una de las conclusiones que he sacadio este verano es que con los que más a gusto estoy es con mi familia, más concretamente con mi mjer y mis hijos. Hemos pasado unas vacaciones de lo más humildes, sin grandes lujos, pero hemos estado juntos, nos hemos reído y hemos creado esos momentos que ya forman parte de nuestra jovén historia familiar.
Con esa premisa también me he decidido a no perder el tiempo con gente que no se lo merece, los violentos que nos amargan las fiestas, los monsús que no nos hablan y no les importan nuestros hijos (monsú= dícese de alguién sin sal, amargao, que no aporta nada, tonto la vaina...), y en general aquella gente que no nos hace felices, porque al final la vida pasa y hay que ir buscando la gente que nos llena, que queremos y que nos quiere, con la que compartimos momentos míticos, alegres, o tristes y duros pero compartimos VIDA.
Por ello me he marcado como objetivo vital no acercame más de lo necesario al lado oscuro, disfrutar con los míos, soñar con viajes familiares y risas en el coche, con fiestas de amigos con un buen vino en la mano, con hermanos ejerciendo de tíos y abuelas encantadas con los besos de sus nietos..... con tantas fotos bonitas con las que seguir rellenando nuestro albúm de la vida.
Una de las conclusiones que he sacadio este verano es que con los que más a gusto estoy es con mi familia, más concretamente con mi mjer y mis hijos. Hemos pasado unas vacaciones de lo más humildes, sin grandes lujos, pero hemos estado juntos, nos hemos reído y hemos creado esos momentos que ya forman parte de nuestra jovén historia familiar.
Con esa premisa también me he decidido a no perder el tiempo con gente que no se lo merece, los violentos que nos amargan las fiestas, los monsús que no nos hablan y no les importan nuestros hijos (monsú= dícese de alguién sin sal, amargao, que no aporta nada, tonto la vaina...), y en general aquella gente que no nos hace felices, porque al final la vida pasa y hay que ir buscando la gente que nos llena, que queremos y que nos quiere, con la que compartimos momentos míticos, alegres, o tristes y duros pero compartimos VIDA.
Por ello me he marcado como objetivo vital no acercame más de lo necesario al lado oscuro, disfrutar con los míos, soñar con viajes familiares y risas en el coche, con fiestas de amigos con un buen vino en la mano, con hermanos ejerciendo de tíos y abuelas encantadas con los besos de sus nietos..... con tantas fotos bonitas con las que seguir rellenando nuestro albúm de la vida.