domingo, 25 de julio de 2010

LOS PELUCHONES INGLESES

Con este simpático nombre es como se refiere La Mari de Manene a los Beatles, y es que los Manenes son así de majos.
He pasado unos días en mi pueblo, vamos el pueblo de mi madre La Fuente de Pedro Naharro (la Mancha conquense), y ayer preparamos una improvisada cena en el patio a la que vinieron algunos amigos de la familia.
Lo mejor, aparte de la cena, fueron las historias que gracias a la complicidad del vino y la cobertura de la luna llena, fueron saliendo a la palestra. Muchas historias de juventudes robadas, de fotos en blanco y negro, de peinados cardados y jovenes con trajes en las eras del pueblo. Ahora cuando la juventud tiene tantos avances, tantas facilidades y porque no decirlo, tanto libertinaje (no quiero parecer un viejuno retrógrado, pero es lo que veo por la calle) parece mentirta que la generación de nuestros padres haya sido hace nada (viendolo con la prespectiva de la historia de la humanidad). Y es que en unos 40 años la vida ha dado la vuelta. Antes estudiar una carrera era algo excepcional, ahora estudiamos casi todos y ni lo tomamos en serio ni tampoco a nivel laboral es que pese demasiado.
Ahora hay que estar preocupados que los jovenes no salgan tontos con tanta teconólogía, o les de por meterse cualquier guarrería por hacerse parte del grupo, o que pillen una depresión...
Personalmente creo que ni lo de antes ni lo de ahora, ni que pasear con una chica sea pecado, ni que las drogas y la indisciplina generalizada esté al orden del día.
No sé, como padre, que es lo que nos deparará el fututo, pero creo, como buen gastrónomo, que es una cuestión de intruducir buenos ingredientes: cariño y comprensión, educación, respeto, deporte, vida sana, responsabilidad, valores....... y supongo que con esos ingredientes y algún otro saldrá un buen guiso.

miércoles, 21 de julio de 2010

De Javier Reverte a la viña

Me estoy leyendo el último libro del escritor y viajero Javier Reverte (nada que ver con el de Alatriste) sobre Alaska y Canada. Está basado en un viaje que el escritor hizo siguiendo los rastros de aquellos pioneros del Gold rush (la fiebre del oro), cuando alrededor del año 1880 dejaban todo para internarse en esos paisajes inmensos e inóspitos en busca de un futuro mejor para los suyos y que lamentablemente muchos no sobrevivían. Parece mentira que personas que podían ser nuestros bisabuelos aguantaran tales condiciones inhumanas, de frio, esfuerzo, sufrimiento.... Hoy en día corremos carreras de 10 km. o hacemos el Camino de Santiago y parece que hemos hecho algo, y esta gente cargaba con 50 kg. de peso a través de bosques nevados, cruzando rios como mares y subiendo montañas heladas sin equipo ninguno.
Una de las reflexiones que he tenido acerca del libro es cuando cuenta las historias de mucha gente que se enriqueció alrededor de esa fiebre del oro, de los que montaban negocios como posadas, portes e incluso escaleras hechas a pico y pala en pleno hielo para mejor subir las montañas a costa de los pobres buscadores de oro que en muchos casos no lograban cumplir su propósito. Esto lo he llevado al mundo de la vitivinicultura dado que hoy he visitado a clientes de este sector y es curioso ver como se ha montado un sector alrededor del vino, accesorio pero que mueve mucho dinero y con mucho más margen que el propio del vino.
El de la viña, el agricultor, apenas cobra por su producto para cubrir costes. El de la bodega, aunque maneja más margen, tampoco le llega "la mano al culo" y no son pocos los que comentan (no sé si con la boca pequeña) que venderían su bodega sin dudar y que esto es una ruina. Pero aquellos que han montado los negocios subsidiarios, las revistas especializadas, los afamados críticos (mercenarios que escriben según cobran), los de los cursos de catas, los de la publicidad y marketing, los organizadores de ferias...... son los que no tienen que mirar al cielo todos los días para ver si cae un hielo o un granizo, ni si a la viña le ha dado la ceniza o el mildiu, ni siquiera tener que estar encima de los distribuidores todos los días mandando muestras para ver si se vende el vino... no, esa gente ha creado negocios a base de los que realmente viven una pasión, un sueño, y que como los buscadores de oro se arriesgaron y dieron su vida por lo que querían.

lunes, 19 de julio de 2010

vocaciones

A pesar del título, no es un tema religioso el que quería tratar hoy.
Siempre me ha dado mucha envidia, sana, la gente que ha encontrado algo en la vida a lo que dedicarse. Médicos, arquitectos, pero también abogados, economistas o carpinteros y agricultores.
La verdad es que a mí nunca me ha gustado nada tanto como para tomarlo como mío y dedicarle suficiente tiempo. Igual que con el deporte, que he practicado y practico mucho y variado, nunca he sido especialmente bueno o malo, he sido normal, de esos que cuando en el cole echan a pares y nones para escoger equipo a mí me cogían de los del medio, después de los buenos y antes que los muy malos.
Pues eso, que cuando veo a alguien que trabaja en algo que le gusta me da que pensar y rebusco dentro de mí a ver si encuentro, pero por el momento no he encontrado nada. Amigos abogados que se duermen leyendo leyes, o médicos que escriben artículos, o investigadores siempre con una tesis en ciernes, o empresarios ocupadísimos y con grandes proyectos en mente.
Yo trabajo donde trabajo por cuestiones del destino, y no me quejo, todo lo contrario, pero supongo que como decía mi padre: "la vida es como una corrida de toros, los que están dentro quieren salir y los de fuera están deseando entrar", y lo mismo muchos de esos a los que yo envidio les encantaría llevar una vida como la mía, bastante cómoda, sin jefes a los que temer, ni compañeros cabrones a los que odiar, ni horarios absurdos que cumplir "por que sí".
Supongo que como en esos reportajes de viajeros en los que cuentan historias de gente que con 50 años encontró su vocación y pasaron de un trabajo de chaqueta y corbata muy bien remunerado a montarse un negocio de turimo rural en Perú, por ejemplo, algún día encontraré ese algo que me haga levantarme por la mañana con ganas e ilusión de seguir donde lo dejé el día anterior.
Por ahora lo más parecido, aunque no se puede comparar, es haber sido padre, y humildemente creo que eso no se me da del todo mal, con lo que mientras me llega la otra vocación, la profesional, me seguiré dedicando a estos dos enanos que tanto me llenan y rellenan esos espacios vacíos.....

miércoles, 14 de julio de 2010

ESPAÑA

Como le prometí a Susana y como alternativa a la sanación espiritual de mi psoriasis, si ganaba España la final de la copa del mundo me abriría este blog. Pues aquí estoy, inaurugando este "sitio de mi recreo" como decía Antonio Vega, sin saber dónde me llevará ni cuantas chorradas o cosas sublimes podré verter aquí.
La verdad es que nunca he escrito diarios ni nada que se le parezca porque al releerlos me daba vergüenza por lo que esto es lo más cercano a un diario que he escrito, de hecho lo consideraré más un cuaderno de Bitácora que me acompañe en este viaje a Itaca.
Tengo algunas ideas sobre las que escribir, pero por ser el primer día creo que vale como introducción. El título España lo he puesto por la cercanía del día de la victoria de la selección Española de futbol y la sensación rara que se me ha quedado viendo lo estúpido que puede llegar a ser el ser humano. Quiero decir que yo he sido el primero en alegrarme por dicha victoria, pero al igual que me pasaba cuando me abstraía en las discotecas y veía lo absurdo del comportamiento humano, ver a la gente con esa euforia, como si realmente hubiesen ganado algo me ha hecho pensar. En realidad los que han "ganado" algo han sido los que se han llevado los 600.000 € del ala, pero el desempleado que tiene un hijo enfermo, que además está separado y en su horizonte vital no hay más que nubes negras estaba exultante y gritando a los cuatro vientos lo de campeones oeoeoe.... O precisamente por eso, por las realidades jodidas es por lo que todos necesitamos pensar que "hemos ganado", aunque luego sigamos nuestra vida y no nos haya aportado sustancialmente nada.
Seguiré escribiendo...